La situación irreversible de Tepic
Juan De La Huerga / Sevilla www.diariodesevilla.es
"Los
que me demuestren cosas en los entrenamientos tendrán después más
oportunidades que los que me demuestren menos". La frase corresponde a
Aíto García Reneses en la rueda de prensa posterior a la derrota del
Cajasol contra el Estrella Roja el pasado miércoles después de una
tremenda reacción de los hispalenses que no se consumó con la victoria,
sólo con la prórroga.
El técnico madrileño se refería a Milenko Tepic. El serbio no tuvo fortuna en su primer año en la Liga Endesa y desde el club se adujeron distintas razones como la complicada adaptación a la ACB o los pocos minutos que disfrutaba con Joan Plaza al haber cinco exteriores en la plantilla. Únicamente en dos choques en su campaña de estreno brilló, logrando 23 puntos de valoración ante el Blancos de Rueda en casa y 19 en el feudo del Gran Canaria. Hubo más sombras que luces y en el club confiaban en que en su segunda temporada en Sevilla sacara a la luz el talento que demostró en el Partizán, virtud que hizo que lo contratara el Panathinaikos, y también en la selección serbia.
El Cajasol intentó este verano en alguna operación firmar a un base -por ejemplo Heurtel-. Tampoco era una necesidad, según la directiva, ya que Tepic podía hacer las funciones de base junto a Satoransky. Ambos comenzaron con tres semanas de retraso el trabajo con Aíto al estar jugando el Preeuropeo. Ahí empezó a torcerse la adaptación del balcánico a su nueva posición con un entrenador diferente a Plaza.
No se habitúa a este puesto y su rendimiento está muy por debajo de las capacidades que se le conocen. Juega muy pocos minutos e incluso Aíto ha preferido que la segunda rotación para Satoransky fueran Radicevic y hasta Corrales. De los siete partidos de la ACB, Tepic no ha anotado en dos y ha sumado un par de puntos en otros tantos. Pero no es ésa la razón de la decepción en el club sevillano, sino que no dirige, regala balones, no rebotea, no asiste, está perdido...
Es un lujo para el Cajasol que un jugador de su talla y con un contrato suculento, pese a estar muy bien considerado por su carácter tanto por los compañeros como por el cuerpo técnico y los rectores de la entidad, permanezca en San Pablo. La situación es irreversible. Desde hace semanas el club sevillano busca base en el mercado. Pero más allá de que lo halle o no, la idea pasa por alcanzar un acuerdo con el internacional serbio para rescindir el contrato y que se vaya a otro equipo, tanto por su bien para que no se estanque aquí como por el conjunto hispalense, al que le está yendo mal en este inicio de Liga y de Eurocup.
El técnico madrileño se refería a Milenko Tepic. El serbio no tuvo fortuna en su primer año en la Liga Endesa y desde el club se adujeron distintas razones como la complicada adaptación a la ACB o los pocos minutos que disfrutaba con Joan Plaza al haber cinco exteriores en la plantilla. Únicamente en dos choques en su campaña de estreno brilló, logrando 23 puntos de valoración ante el Blancos de Rueda en casa y 19 en el feudo del Gran Canaria. Hubo más sombras que luces y en el club confiaban en que en su segunda temporada en Sevilla sacara a la luz el talento que demostró en el Partizán, virtud que hizo que lo contratara el Panathinaikos, y también en la selección serbia.
El Cajasol intentó este verano en alguna operación firmar a un base -por ejemplo Heurtel-. Tampoco era una necesidad, según la directiva, ya que Tepic podía hacer las funciones de base junto a Satoransky. Ambos comenzaron con tres semanas de retraso el trabajo con Aíto al estar jugando el Preeuropeo. Ahí empezó a torcerse la adaptación del balcánico a su nueva posición con un entrenador diferente a Plaza.
No se habitúa a este puesto y su rendimiento está muy por debajo de las capacidades que se le conocen. Juega muy pocos minutos e incluso Aíto ha preferido que la segunda rotación para Satoransky fueran Radicevic y hasta Corrales. De los siete partidos de la ACB, Tepic no ha anotado en dos y ha sumado un par de puntos en otros tantos. Pero no es ésa la razón de la decepción en el club sevillano, sino que no dirige, regala balones, no rebotea, no asiste, está perdido...
Es un lujo para el Cajasol que un jugador de su talla y con un contrato suculento, pese a estar muy bien considerado por su carácter tanto por los compañeros como por el cuerpo técnico y los rectores de la entidad, permanezca en San Pablo. La situación es irreversible. Desde hace semanas el club sevillano busca base en el mercado. Pero más allá de que lo halle o no, la idea pasa por alcanzar un acuerdo con el internacional serbio para rescindir el contrato y que se vaya a otro equipo, tanto por su bien para que no se estanque aquí como por el conjunto hispalense, al que le está yendo mal en este inicio de Liga y de Eurocup.
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