El cuadro cajista otorga el espaldarazo
definitivo a su progresión con un espectacular triunfo en el derbi
andaluz fraguado en el último cuarto que deja al Unicaja sin Copa del
Rey
El equipo más joven de la Liga Endesa se ha hecho mayor. Venía
acelerando su crecimiento y dando muestras de madurez desde hacía
bastantes partidos, con cuatro victorias en los últimos seis encuentros,
pero este domingo le ha dado el espaldarazo definitivo a la progresión
venciendo al Unicaja en el Martín Carpena (70-81). Más allá de romper
una sequía en Málaga que alcanzaba ya las trece temporadas, el cuadro
cajista ha dado un paso adelante crucial en su lucha por alejarse de los
puestos bajos de la clasificación, dejando además daños colaterales, ya
que el Unicaja se queda sin el pase para la Copa del Rey de Vitoria.
Como si quisiera rememorar la legendaria ‘táctica del conejo’ tan
referida por el maestro Comas, el Cajasol estuvo casi siempre por debajo
en el marcador, haciendo la goma con la ventaja local, hasta que llegó
el cuarto final y ahí ofreció su mejor medida, la canela de un menú cada
día con más fundamento: un parcial de 14-27 definitivo que entrega en
bandeja la sexta victoria de la temporada y un subidón de autoestima
para seguir engrasando la maquinaria.
El triunfo en el primer derbi andaluz de la temporada se debió en
gran parte a Aíto García Reneses, quien precisamente volvía al último
banquillo que había dirigido antes de llegar a Sevilla. El recibimiento
no tuvo que ser agradable para el técnico madrileño. Aun así, mantuvo,
como siempre en su carrera, la compostura y se limitó a dirigir
magistralmente a su equipo, especialmente en la resolución del choque.
La zona defensiva impuesta en el ecuador del último parcial bloqueó
literalmente al Unicaja, la salida de Burjanadze se tradujo en defensa y
un triple fundamental, y la de Balvin resultó providencial en mayor
medida aún.
Con ambos en la pista se jugó varios minutos de esos en los que el
balón quema…y ganó. Su responsabilidad seguramente es compartida con un
grupo, técnicos y jugadores, que crece por días. Este domingo, y van
bastantes, ganó el bloque. Ni los problemas intestinales que dejaron la
presencia de Joan Sastre en anécdota; ni la lesión de Triguero, baluarte
defensivo, a trece minutos del final; ni la presión del Carpena
pudieron con un equipo en el que sobresalieron Holland, Bogdanovic (16
puntos cada uno) y Latavious Williams, quien rozó las dobles figuras (13
puntos y 9 rebotes).
Aparte, Asbury (11 puntos y 3 rebotes) dio otro paso adelante,
Blakney (5 puntos y 5 asistencias) sublimó su rol, Satoransky (8 puntos,
2 rebotes y 6 asistencias) dio lo mejor en el desenlace…y todos
defendieron solidariamente, hasta poner en algunos momentos en
verdaderos apuros a uno de los equipos más talentosos de la liga.
Pese al primer triple de Holland, el Unicaja salió muy enchufado al
encuentro, de acuerdo a su prurito por estar en la Copa y, colocando un
alto listón defensivo, pudo abrir pronto brecha en el marcador (11-4).
Ofensivamente atascado y abrumado por la defensa local, el Cajasol tardó
en meterse en la pelea. No obstante, el parcial de 9-0 (14-4) dio lugar
al tiempo muerto de Aíto, que cambió el chip de los suyos.
Justo después, y coincidiendo con la salida de Bogdanovic y Asbury,
un parcial de 0-8 devolvió al encuentro al equipo, merced a una defensa
mucho más parecida a la de los últimos partidos y una mayor variedad de
recursos en ataque. El 21-16 del final del primer cuarto demostraba la
igualdad que iba adquiriendo el choque.
El inicio del segundo cuarto dio continuidad a la reacción del
Cajasol, que empató el encuentro a 23 tras dos minutos de juego con un
Latavious Williams muy inquieto. El cuadro cajista le había cogido el
aire al encuentro y su defensa atenazaba a los locales, que se quedaban
con Zoric como único argumento ofensivo. No obstante, con un parcial de
7-0 el Unicaja volvió a coger distancia (32-25), pero la tercera
personal de Zoric le mandó al banquillo y lo acusó.
El Cajasol comenzó a hacer valer de nuevo su activa defensa, lo que
se unió a dos triples de Bogdanovic y Blakney para traer otra vez la
igualdad al electrónico (34-34, a 1 minuto), situación que se mantuvo
hasta el ecuador del encuentro (38-37).
Dos canastas de Simon impulsaron al Unicaja a la vuelta de
vestuarios, pero Asbury y Holland respondieron para recuperar la
igualdad (42-41). Ahí llegó la lesión de Triguero, fundamental en el
nivel defensivo del equipo. Aun así, el Cajasol siguió trabajando bien
atrás y aguantando las acometidas de los locales. El Unicaja se entonó
en ataque y cobró distancia (51-45), aunque cinco puntos de Bogdanovic
lo dejaron en amago. Al cuarto final se llegaba con toda la tela por
cortar (56-54).
Y en el acto final apareció lo mejor de la obra. Con 63-60, a poco
más de cinco minutos del final, el Cajasol se plantaba en zona en
defensa, a lo que Calloway respondía con un triple. Pese a ello, Aíto
insistió en una zona que los suyos convirtieron en baluarte. Un 2+1 de
fuerza de Holland dio paso a una canasta de Simon que dejaba el 68-63.
En los cuatro minutos siguientes el Unicaja sólo fue capaz de meter una
canasta más. Primero fue un tiro libre de Asbury, luego dos triples
intercalados con dos mates de Balvin…y así hasta un parcial de 2-18 que
coronó un grandísimo encuentro.
Unicaja (70): Calloway (8), Urtasun (9), Simon (15), Zoric (16), Fran
Vázquez (7) –cinco inicial-, Marcus Williams (2), Lima (2), Panko (6),
Vidal (2) y Dragic (3).
Cajasol (81): Satoransky (8), Tepic (2), Holland (16),
Latavious Williams (13), Balvin (7) –cinco inicial-, Triguero (1),
Asbury (10), Burjanadze (3), Joan Sastre (0), Blakney (5) y Bogdanovic
(16).
Parciales: 21-16, 17-21, 18-17 y 14-27.
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