Ondrej Balvin: el gigante bohemio se abre hueco en la Liga Endesa
De Ústí nad
Labem a Praga y de allí a Sevilla, Balvín ha ido creciendo hasta ser más
que un 2,17. En poco más de un mes, el pívot se ha situado en el mapa,
ilusionándose a sí mismo y cumpliendo en un Cajasol con urgencias en la
pintura
Cuando el USK Future Stars Praga visitó Pedrajas de San Esteban
(Valladolid) en diciembre de 2009 para disputar el torneo junior, su
vida acabó de tomar el vuelco definitivo. En aquel torneo, en el que los
checos fueron subcampeones, competía también el Cajasol, que entrenaba Juanma Pino. Le pudo ver de cerca. “Habló con mi agente, que me dijo que el Cajasol me quería fichar”.
En abril, estuvo una semana a prueba con el Cajasol. Había llegado el
momento del segundo gran salto en la carrera del pívot checo. Cambiaría
Praga por Sevilla. El Moldava por el Guadalquivir. Aunque nació a
orillas del Elba...
Ondřej Balvín vio la luz el 20 de septiembre de 1992 en Ústí nad Labem, localidad norteña dispuesta a orillas del río Elba, muy cercana a la frontera con Alemania. Nacido ya en una República Checa independiente, la Ústí nad Labem que conoció era ya una ciudad industrial, medio siglo después de haberse convertido en uno de los primeros enclaves de la Bohemia en sufrir la ocupación nazi, a raíz de los Acuerdos de Múnich. “Es una ciudad pequeña, más industrial. No es tan grande como Praga, hay una gran diferencia”, explica el gigante bohemio, que conoce bien la capital de su país.
Con 14 años, el nivel del baloncesto en su ciudad natal no invitaba a desarrollar a un alto adolescente cuya altura le abría hueco allá donde fuese. El USK Praha, una de las canteras más potentes del país, le reclutó para sus categorías inferiores, donde comenzó la historia del Balvín que ahora empieza a despuntar en Sevilla.
“En el USK Praha me enseñaron cómo empezar a jugar a baloncesto. El nivel no era tan alto en Ústí nad Labem. Ellos me cambiaron completamente a nivel de baloncesto y de personalidad”, explica. Abandonó a su familia y su ciudad a los 14 años, para enrolarse en el cadete del conjunto praguense. En una suerte de curso fluvial inverso, había recorrido el Elba hasta desembocar en el Moldava, que le retuvo en Praga durante cuatro años.
Terminada su etapa junior, el Cajasol llamó a su puerta.
Un checo en Sevilla o cómo comprar un ticket de autobús
“Fue muy importante para mí en Sevilla, me enseñaba cómo ir en autobús, cómo comprar el ticket...”. Cuando Balvín aterrizó en Sevilla, sin el español en la mochila y con un inglés que apenas le servía para manejarse, dio sus primeros pasos de la mano de Tomáš Satoranský. El base, también formado en las categorías inferiores del USK Praga, fue el mentor de Balvín en la capital andaluza. Desde el ticket del autobús hasta el funcionamiento del club. Satoranský llevaba ya una temporada en el Cajasol, compaginando el Qalat Cajasol de LEB Plata con el primer equipo. “No hablaba mucho con él, pero cuando vine hablé mucho, para preguntarle cómo funciona el club”. Aunque Tomáš era un curso superior, compartían escuela, Gymnázium (una institución especializada en la formación de deportistas de diferentes disciplinas), entrenamientos y, aquel mismo verano de 2010, selección. Ambos, junto a David Jelínek habían disputado el Europeo Sub20 de Croacia, en el que la República Checa fue última. “Él me ayudó mucho”, reconoce agradecido.
“La República Checa no tiene un nivel tan alto de baloncesto. En Europa, España es de lo mejor para los jugadores jóvenes”, razona. Había llegado el momento de abandonar su país, como antes lo habían hecho los prometedores (o no tanto) Jelínek, Satoranský, Tomáš Hampl, Milan Jaroš, David Marek, Jan Švandrlík o Samuel Faifr, al mismo tiempo lo haría Ondřej Kohout o más tarde Radovan Kouřil y Simon Pursl (la práctica totalidad de ellos, representados por la agencia checa PPGroup). El nivel competitivo de la República Checa está alejado de los de la cantera española, por lo que la salida es una opción elegida por gran parte de los jugadores. España es la solución socorrida (no obstante, Jakub Kudláček se fue a Italia y Jan Veselý partió rumbo a Eslovenia, el mismo que tomó años antes Jiří Welsch), como en su momento lo fue la NCAA para hombres como Jiří Žídek (UCLA) o Luboš Bartoň (Valparaiso).
“Además del Cajasol, también tuve la posibilidad del Fuenlabrada y la oportunidad de ir a América, a una universidad, pero antes tenía que acabar la escuela”, comenta Ondřej, que se acabó decidiendo por la opción sevillana. “En Sevilla estaba Tomáš (Satoranský) y Žan Tabak, que tenía muchas referencias de trabajar con chavales grandes, había jugado en la NBA...”.
Juanma Pino pasó de verle en Pedrajas a dirigirle durante dos temporadas en el filial de Liga EBA, el equipo que le acogió en su primera experiencia fuera de su país. Hasta que, después de debutar testimonialmente con Joan Plaza en la última temporada de la 2010-11, este año ha dado el salto definitivo al primer equipo. Pero poco queda ya de aquel delgado gigante que había debutado en Sevilla en septiembre de 2010, recién cumplida la mayoría de edad.
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ACB Photo
Poniéndose en el mapa
“He mejorado en todo. Cuando vine no estaba preparado para entrenar en el primer equipo. Especialmente en leer el juego, en jugar al poste bajo...”. Del jugador con formación por completar que llegó EBA al que ha brindado buenas muestras de utilidad en la Liga Endesa.
Cuando terminó en 15 de valoración frente al Caja Laboral (con 6 puntos y 5 rebotes) podía sugerirse que la valoración es, a menudo, mera inflación. O reparar en los 4 tapones que colocaron en sus enormes brazos. Aunque lo cierto es que tres días antes había anotado 12 puntos y colocado 5 tapones (17 de valoración) en Eurocup contra el Lokomotiv Kuban.
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Balvín y Burjanadze se felicitan en el aire (ACB Photo / M. Pozo)
Dos jornadas después, los 12 puntos, 8 rebotes y 3 tapones en la derrota en San Pablo frente al CAI Zaragoza (27 de valoración), terminaban por confirmar la nueva condición del pívot checo: la de un jugador capaz de aportar minutos de calidad. “Me sentí muy feliz, pero me sentía bien por mí... Lo más importante era ganar el partido. Las estadísticas no son tan importantes. Es importante coger minutos y después escuchar a los entrenadores y que te digan qué mejorar”, recuerda de aquel encuentro que le acabó de colocar en el mapa (quinta máxima valoración de la jornada).
Hasta entonces, Balvín había sido uno de los últimos jugadores en la rotación de Aíto García Reneses, con 2,3 puntos, 1,7 rebotes y 2,3 de valoración en menos de 9 minutos por encuentro (sin saltar a la pista en tres partidos). Finales de enero y febrero le han colocado en el mapa. Primero la lesión de Juanjo Triguero y ahora la de Latavious Williams le han posibilitado una cantidad de minutos que está aprovechando, hasta el punto de que la prensa sevillana ya se ha ilusionado con su progresión: “De la mano de Aíto, el checo ha dado un paso adelante. Su implicación, números y presencia en la pista, cada vez mayor, han hecho disipar todas las dudas, incluso también las de los rectores cajistas, que no siempre las tuvieron todas consigo”, escribía Pablo Salvago en el Diario de Sevilla el 14 de febrero. “Con la lesión de Tay ahora tengo más tiempo –comenta el protagonista–, pero eso dependerá de cómo juegue. Si no juego bien también está Beqa Burjanadze” para ocupar un puesto en el juego interior, que ahora cuenta solo con Triguero y Luka Bogdanović como hombres experimentados.
“Estoy disfrutando del tiempo que Aíto me da en pista e intento hacerlo lo mejor posible”, explica un Balvín que promedia 6,8 puntos, 6 rebotes y 2 tapones para 13,3 de valoración (23 minutos) en las últimas cuatro jornadas de la Liga Endesa.
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ACB Photo / Tolo Parra
Desde sus 217 centímetros (tercero más alto de la competición, por detrás de Sinanović y Tavares), llama a las puertas para consolidarse como un gigante de gran utilidad en la pintura. De hecho, su media de los últimos cuatro partidos le llevaría a ser el máximo taponador de la Liga Endesa (el líder es Ekene Ibekwe, con 1,64). Un apartado en el que ya destacó en categorías inferiores: 2,7 tapones en el Europeo Sub20 División B de 2012 o 2,9 en el Europeo Sub18 B de 2010. Aunque no le falta razón al restarse mérito en aquellas ocasiones: “Es que muchas veces jugaba contra jugadores más pequeños. Sobre esto he aprendido mucho ahora con Javi o con Aíto, cómo hacer la ayuda cuando alguien penetra para ponerle el tapón”.
En la Jornada 22, con 10 capturas (seis defensivas y cuatro ofensivas), fue el segundo máximo reboteador del fin de semana. En el Europeo Sub18 B de 2010 fue el máximo reboteador del torneo, con 11 capturas; en el Sub20 B de 2011 el quinto (9,8); en el Sub20 B de 2012 el segundo (11,9); la temporada pasada en EBA promedió 10 capturas. Eso sí, todas ellas, competiciones contra rivales de menor talento, escasos centímetros... o ambas. Mas, de ser capaz de trasladar esa capacidad reboteadora en sus enfrentamientos con pares de mayor altura y nivel, le quedaría reservado, cuanto menos, un papel de especialista defensivo.
“Yo creo que mi mejor faceta no es tanto el rebote... Es un poquito un punto débil, en el que tengo que mejorar mucho. En el rebote defensivo, sobre todo: mi problema es coger el balón en el rebote defensivo. Estoy trabajando mucho con Javi y con Diego para mejorarlo”. Javi Carrasco y Diego Ocampo son los entrenadores ayudantes del Cajasol, encargados de las sesiones individuales del gigante de Bohemia.
En la cancha y en el tablero: trabajo individual
Los impactos de jugadores interiores acostumbran a ser tardíos. Más, si nunca en categorías inferiores había acompañado al jugador la vitola de estrella ni nada que se le asemeje. Es el caso de Balvín, que aprendió a batirse en el baloncesto de competición de la mano de Petr Jachan y Michal Jezdík en Praga y ha pulido su cuerpo y sus habilidades en Sevilla, con Tabak, Ocampo, Carrasco y, ahora, Aíto.
“Aíto me ha ayudado mucho. Es buen entrenador, siempre me estaba ayudando, diciéndome qué tengo que hacer, para aprender más el baloncesto”, explica Ondřej preguntado acerca de su buen momento. El trabajo individual corre a cuenta de Diego Ocampo y Javi Carrasco, los entrenadores ayudantes del Cajasol. El adolescente que llegó a Sevilla ha mejorado en el juego de espaldas al aro, el tacto de balón, el bote, el conocimiento del juego, ha trabajado en el rebote, el tapón, la lectura y conocimiento del juego y ha mejorado su cuerpo para ganar peso y fuerza física.
“Es muy importante el trabajo individual que hago con los ayudantes del primer equipo, Diego (Ocampo) y Javi Carrasco. Ellos me están ayudando mucho. Son los más importantes para poder rendir bien en el primer equipo”, razona Balvín, a través de cuya mejora individual se explica su mayor aportación al equipo. “Con Javi trabajo más cosas de poste bajo y de algunos movimientos defensivos. Y con Diego trabajo desde el principio para mejorar el bote, saber leer mejor algunas situaciones del juego...”, comenta el de Ústí nad Labem, además de confirmar el mito de Aíto García Reneses en el trabajo de desarrollo de jóvenes jugadores.
Afamado como moldeador de futuras estrellas, cuando Aíto fichó en verano por el Cajasol, su nombre se asoció con velocidad al de los prometedores Satoranský y Joan Sastre, además de otros jóvenes como Kristaps Porziņģis, Beqa Burjanadze o el propio Balvín. El checo no resta ni un ápice a la fama del técnico madrileño: “Sí, sí, con él es algo diferente que con Joan Plaza el año pasado. Con Aíto trabajo mucho directamente, él me está enseñando algunos movimientos. Y estoy jugando al ajedrez para mejorar mentalmente”. El entrenador le recomendó enfrentarse a alfiles, peones, torres, reyes y reinas. Jugando contra el propio Aíto, o contra sus compañeros John Holland y Milenko Tepić, Ondřej reconoce haber encontrado un ejercicio extrabaloncestístico que le hace mejor dentro de la cancha: “Sí, me ayuda. Me ayuda a ver opciones que puedo hacer, no veo solo una”. No solo en el ajedrez un movimiento tiene múltiples consecuencias.
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Lucas Nogueira, defendido por el checo (ACB Photo / Tolo Parra)
En sus últimos partidos, Balvín ha mostrado ciertas posibilidades como finalizador cerca del aro (también tras su propio rebote ofensivo), una altura y longitud de brazos más que apta para taponar y una incipiente capacidad para convertirse en centro reboteador. Características, todas ellas, que, sin dominancia, pueden convertirle en un jugador más que útil en Europa. Cualidades todavía que necesitan de un nivel más para consolidarse más allá de los primeros trazos que ya ha pintado en San Pablo.
Pero su creación ofensiva es todavía parca, su altura no le convierte en el coloso reboteador que cabría intuir y su peso es todavía escaso para aguantar defensivamente a sus rivales y para superar barreras ofensivas que le obliguen a fajarse en el cuerpo a cuerpo. “Es verdad que cuando jugaba contra Jawai o Maric notaba que me faltaba mucho peso. Intento cambiar. Hablo mucho con la nutricionista del club, que me da algunas cosas para coger más fuerza y peso. En el gimnasio también trabajo mucho”, declara, conocedor de su handicap.
“Balvin ha acabado por demostrar que tiene un tremendo margen de mejora”, se escribía sobre él en el citado artículo del Diario de Sevilla. Y añadía: “La madurez de Balvin y su progresión han convencido a la entidad de que él será el pívot del futuro Cajasol”. El pívot seguirá en el conjunto sevillano hasta la temporada 2014-15.
“El Cajasol es buen equipo, me ha dado la oportunidad de jugar”, explica, sabedor de lo que eso supone para un jugador con el que solo tenía sentido trabajar para el futuro. Así lo marcaban sus 217 centímetros. La altura no se entrena. Todo un reclamo para quien se preste. “Mi sueño es la NBA. Es el sueño de todos los jugadores de baloncesto –explica Ondřej–. Lo más importante es seguir mejorando aquí en Cajasol y después un día veremos si será alguna posibilidad”. El pívot, cuyo draft sería el de 2014, contempla algunas vías para incrementar su exposición: “con mi agente estábamos hablando de ir al Eurocamp en Treviso, pero depende de cómo vaya jugando esta temporada”.
Un gigante para Bundinský
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La República Checa, celebrando el título del Europeo Sub18 Division B (Foto FIBA Europe / Segev)
Ondřej Balvín ha sido un habitual en las selecciones inferiores de la República Checa. Y, aunque sus números con el combinado centroeuropeo han sido llamativos en junior y Sub20, ha estado lejos de despertar el hype más casual. Pese a que se ha colgado cuatro medallas y sus números pueden lucir, no ha sido dominante, y además, la mayoría de Europeos que ha disputado (y en los que ha destacado), ha sido en la División B, donde el nivel de los rivales es mucho menor, así como su exposición mediática.
Lo que sí se dibuja en su trayectoria es una progresiva evolución. Desde que lograra la medalla de plata en el Europeo Sub16 de 2008 (aquí sí, División A) hasta el MVP del Europeo Sub20 de 2012 pasan cuatro temporadas y una mejoría por encima de la media.
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Valančiūnas supera a Balvín en la final del Europeo (Foto FIBA Europe/Ciamillo-Castoria)
En cadete, Balvín era el último de los interiores, jugando solo cuatro de los ocho partidos del equipo, con unas desapercibidas medias de 1 punto y 2,5 rebotes. Cuatro veranos después, en Sofía, se colgaría otra plata. En este caso, Sub20 División B, pero con un papel protagonista, promediando un doble-doble: 13,9 puntos y 11,9 rebotes, además de 2,7 tapones y 2,3 asistencias, que le valieron la nominación de MVP del torneo.
Entre esos campeonatos, otras dos medallas. Y dos nominaciones para el quinteto ideal. Oro en el Europeo Sub18 B de 2010 (10,9 puntos, 11 rebotes y 2,9 tapones) y bronce en el Sub20 B de 2011 (12,3 puntos, 9,8 rebotes y 1,1 tapones).
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Miembro del quinteto ideal del Europeo Sub18 B, junto a otro ACB como Van Oostrum (Foto FIBA Europe / Segev)
Un oro, dos platas y un bronce que depositaron los mejores momentos en Sofía 2012. “Mi mejor recuerdo es este último Europeo Sub20, en el que quedamos segundos, aunque fue culpa nuestra”, explica, recordando cómo derrotaron a Croacia por 25 puntos en la segunda fase, para acabar perdiendo en la final. El MVP solo aparece en sus declaraciones cuando se le cita expresamente por él: “Creo que de nuestro equipo podría haber sido otro jugador, pero me eligieron a mí. Estoy muy contento. Suponía un poquito un paso más adelante”, explica. De hecho, sus 13,9 puntos contrastan con los 18,4 de su compañero Jaromír Bohacík o los 16,9 y 13,3 rebotes de Martin Kříž. Y es que el recuerdo de Balvín se sustenta en la finalización de una trayectoria con unos compañeros con los que llevaba compartiendo concentraciones veraniegas desde que contaba 15 años. Una generación marcada por la trágica muerte del fuera líder en la plata cadete de 2008, Milan Ryska, que se suicidó el 8 de febrero de 2009, menos de medio año después de haber sido elegido en el quinteto ideal del Europeo, junto a Enes Kanter, Jonas Valančiūnas, Léo Westermann y Dmitry Kulagin.
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Quinteto ideal del Europeo Sub16 de 2008, con Milan Ryska a la izquierda (Foto FIBA Europe/Ciamillo-Castoria)
La evolución de Balvín, desde los 15 hasta los 19 años con la camiseta checa había sido notoria. Aunque, pese a su superioridad taponadora y reboteadora, su anotación no revelaba dominancia alguna. Pero sí una evolución desde jugador marginal a referencia interior. “Cuando acabé el Europeo Sub16 vi que era una buena experiencia, poder ver cómo son los jugadores de mi edad, de otros países... Después empecé a trabajar individualmente en USK Praha”. Y ese día empezó a forjarse su mejoría: “Entrenando con Petr Jachan y también en el primer equipo (con el que llegó a debutar en la NBL), y con Michal Jezdík”. Jezdík, histórico exjugador del Sparta de Praga, es uno de los más renombrados entrenadores del país centroeuropeo. Internacional con Checoslovaquia y con la República Checa, seleccionador checo en categorías inferiores y señor, es ahora director deportivo del CEZ Nymburk. Durante la etapa praguense de Balvín, Jezdík trabajaba con los jóvenes del Future Stars, el equipo de jóvenes surgido de la alianza entre el USK Praga y el Nymburk.
“Trabajaba mucho con él. Sabe mucho de baloncesto a nivel teórico. Creo que es el mejor entrenador que tenemos en la República Checa. Y es muy buena persona”, declara su pupilo, que añade una comparación: “Es un poco parecido a Aíto, en el trabajo con los jóvenes. Esa primera fase, de crecimiento para la adaptación a la competición, fue la que hizo que Balvín pasase de ser un chico alto sin apenas trascendencia (pese a todo, reconoce que “la experiencia con la Sub16 fue un muy buen impulso para mí”) a un jugador al que seguir.
Los interiores de nivel no abundan en la República Checa. Con jóvenes proyectos de cierto nivel en la línea exterior, los interiores son los ya veteranos Petr Benda y Luboš Bartoň. Un Jakub Houška de menor nivel fue el tercero en la rotación interior checa en la fase de clasificación para el Europeo, disputada el pasado verano. En ese contexto, no resulta extraño que Balvín haya gozado de la oportunidad en el combinado senior. La tuvo, aunque testimonial, en el Eurobasket División B de 2011, con 2 puntos y 2 rebotes en dos partidos. En la fase de clasificación para el Eurobasket 2013, Balvín fue ya el cuarto interior del equipo, con 4,4 puntos, 3,3 rebotes y 0,8 tapones en 11,4 minutos, ante rivales como los turcos Erden, Gönlüm o Aldemir.
“Sí, me está ayudando mucho estar con los chicos”, explica el joven. Además, cita algunos nombres de veteranos: “Jiří Welsch, Luboš Bartoň... me están ayudando mucho como jugador”. En un abanico limitado de interiores checos, y con Balvín asomando no solo la cabeza sino el cuerpo entero en la Liga Endesa, su presencia en el próximo Europeo de Eslovenia se revela como algo más que una posibilidad. Solo la añadidura del NBA Jan Veselý (no estuvo en el Preeuropeo) alternando las posiciones de tres y cuatro podría sumar sustancialmente en un mermado juego interior.
“Estoy hablando con los managers de selección, a los que conozco bien, y me han dicho que en uno o dos meses nos empezará a llamar el entrenador para hablarnos sobre la selección”, describe la situación Balvín, sabedor de su oportunidad en un equipo pujante, aunque lejos de codearse con la élite continental. Con Satoranský, Jelínek o Veselý, la selección centroeuropea parece asentar una base de crecimiento para el futuro, tal como reconoce el pívot del Cajasol: “Podemos competir, porque tenemos también los de la generación del 95-96 que están subiendo muy bien (los Matěj Svoboda o Martín Peterka) y en el futuro estarán en la selección. Podremos competir contra los mejores... Eso espero”.
Después de la clasificación para el Europeo, “la gente se fija más en el baloncesto”, explicaba Tomáš Satoranský a inicios de temporada, congratulándose de “poder enseñar algo en un gran evento”. El base reconocía que se hablaba “un poco más de baloncesto masculino”, algo a lo que había contribuido previamente el hecho de que él mismo y Jan Veselý hubiesen sido drafteados.
“Es verdad que el baloncesto no es el deporte número uno. Es el cuarto o el tercero, después del fútbol y el hockey. Las chicas estaban mejor que los hombres, pero ahora, al clasificarnos para el Europeo, empezamos a subir un nivel más. Espero que seamos más importantes en República Checa”, declara un ilusionado Balvín. Y despertando medida ilusión en Sevilla.
Vía: www.acb.com
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