El 3 de septiembre de 2006, la selección española de baloncesto
encaró una oportunidad histórica. Grecia era el último obstáculo para
coronar a una generación dorada del básket español, unos jugadores que
venían empujando desde las categorías inferiores con hambre de hacer
algo importante, muy importante.
Y así sucedió aquel 3 de septiembre. 37 puntos de diferencia (70-47)
doblegaron a los helenos y le dieron el oro a los hombres de Pepu
Hernández. España consiguió su primer Mundial de baloncesto. La ÑBA era
ya una realidad.
Los problemas se habían acumulado en la concentración española en
tierras niponas. Pau Gasol, el gran baluarte de los ÑBA, había quedado
fuera de combate en las semifinales. En un lance del duro encuentro
contra Argentina se rompió. "Fractura incompleta del 5º metatarsiano de
su pie izquierdo", rezaba el parte médico. Adiós a la final. Navarro,
Garbajosa, Jiménez, Calderón, Felipe Reyes, todos ellos debían reponerse
del mazazo que supuso la baja de Pau en la finalísima. Y así lo
hicieron.
Despejaron cualquier sombra de duda y apabullaron al conjunto griego.
Garbajosa anotó 22 puntos y Navarro, 20. Jiménez fue un jabato bajo el
aro y rebañó 11 rebotes fundamentales. Un equipo, un grupo de jóvenes,
amantes de la pocha, hicieron historia el 3 de septiembre de 2006 dando
paso a una etapa gloriosa de nuestro baloncesto.
Marca.com

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