
Javier Carrasco, entrenador ayudante del Cajasol
"Sería imposible soñar con tener mejores maestros"
Por Pablo Salvago
El técnico, a sus 34 años, ejerce como
segundo en el conjunto hispalense tras cuatro años en el filial Plaza
le dio la oportunidad al sevillano y Aíto, ahora, la confianza en su
tercera temporada trabajando con el primer equipo
Jugador
en su juventud, "de escolta por exceso de pequeñitos", dice, Javier
Carrasco es uno de los asistentes de Aíto García Reneses en el Cajasol,
"el equipo del que hace unos años era abonado". Ahora trabaja "en
primera línea de fuego", aprendiendo todo lo que puede y más de
"maestros". Joan Plaza le dio la oportunidad y ahora cuenta para Aíto,
aunque él tiene claro que es el segundo ayudante, ya que también absorbe
las enseñanzas de Diego Ocampo.
-Afortunadamente, la temporada se ha encauzado.
-Sí, respiramos más aliviados, pero sabíamos desde el principio que iba a ser una temporada complicada. El equipo ha ido de menos a más y los resultados han mejorado conforme nosotros hemos ido creciendo en el juego, además de la ayuda de las incorporaciones, eso es innegable. Los próximos partidos definirán si luchamos por intentar dar la sorpresa y acercarnos a los play off o pelearemos por mantenernos lejos de los puestos de descenso.
-¿Se aprende más en un año en el que van las cosas rodadas, como el anterior, o en el presente con tantos problemas?
-Bueno, con el primer equipo, en realidad ésta es la tercera campaña, ya que en la 2010-2011 Joan Plaza me dio la oportunidad de trabajar con ellos ya, como digo yo, haciendo de ayudante de ayudantes. Aprendí mucho y me ayudó para cuando pasé a ser asistente. Está claro que son años distintos. La temporada pasada se mantenía un bloque con jugadores experimentados. Este curso las circunstancias obligaban a redefinirnos. Verse abajo ha sido complicado, pero eso también ha ayudado en la formación de los jóvenes.
-Dos años distintos y también dos técnicos dispares.
-Son distintos, sí, pero también tienen similitudes. Ambos le dan importancia a la defensa, pero hay diferencias en cuanto al método de enseñar, el trabajo diario... Para mí personalmente, es una gran suerte porque he sido ayudante de dos grandes entrenadores de los que he aprendido y sigo aprendiendo muchísimo. No he podido tener más suerte. Soy un privilegiado porque trabajo en lo que me gusta, en mi ciudad, en el club del que era abonado, con dos maestros como profesores y dos grandes profesionales al lado como Ocampo y Tabak. En un sueño no me hubiera salido mejor.
-En su día Tabak eligió el camino difícil, yéndose a la LEB Oro para ser primer entrenador dejando un puesto cómodo de asistente en el Cajasol. ¿Ése es el camino para llegar a la élite?
-No ha tenido una progresión fácil. Ha ido quemando etapas, se fue después a Polonia y lo que tiene ahora es totalmente merecido. Lo admiré cuando dio ese paso. Hay distintos caminos para llegar arriba. El ser valiente e irse a la LEB es uno, claro. Hay otros ayudantes que se llevan muchos años de segundo hasta que les llega la oportunidad. El futuro, en este sentido, es impredecible.
-¿Cuál cree que puede ser su camino?
-No me marco ninguno porque soy consciente de la dificultad que entraña llegar a la ACB. Es mejor centrarte en las cosas que puedes controlar, en el día a día, en aprender de cada momento y disfrutarlo. Me gustaría ir progresando y no acomodarme. Es sólo mi tercer año en el primer equipo, segundo como asistente y ahora no podría estar en un sito mejor. Ahora debo ganarme seguir aquí, pero si llega el momento en el que debo salir para buscar otros alicientes o progresar, lo haré. No puedes contar con estar siempre en el mismo sitio.
-¿Qué destacaría de lo que está aprendiendo con Aíto?
-Estoy aprendiendo muchas cosas, pero si tuviera que decir una es el valor del detalle. Cada situación de táctica individual es distinta para cada jugador y él se para, lo identifica y lo enseña.
-Tras dos años sentado junto al entrenador, y ver los dos extremos, ¿es mejor una bronca o una charla calmada?
-Son maneras distintas de espabilar a un jugador. Cada técnico tiene su estilo, pero eso depende también del destinatario. En algún momento un grito puede hacer reaccionar a alguien, pero también hundirlo. En un equipo joven como el nuestro hay que tener una actitud más pedagógica.
-¿Es necesario que un asistente deje claro que es un técnico más y no un amigo del jugador?
-Si las dos partes tienen las ideas claras, no. Puedo hablar con ellos fuera de la pista, irnos a cenar juntos incluso, pero eso no quiere decir que después en la cancha no les exija o que con el que conecto más le pida menos que con el que conecte menos. Salvando las distancias, es una relación similar a la de un padre con un hijo. Le exiges, le enseñas, das ejemplo... todo por su bien y él lo sabe. Si eres colega de los jugadores y no les exiges, le estás haciendo un mal favor.
-¿Lo de poli bueno y poli malo con el primer entrenador es premeditado o sale solo?
-Muchas veces lo que haces es transmitir el mismo mensaje que el primer técnico, pero de otra manera, ya que después de recibir una bronca con unas palabras amables puede asimilar mejor el mensaje. Otras veces el jugador debe asumir solo que ha fallado.
-¿En un equipo tan joven, tanto su papel como el de Ocampo tiene mayor relevancia?
-Quizá aquí, por esa circunstancia, los ayudantes tenemos un papel distinto al de otros equipos. Ya pasaba con Joan, pero ahora con Aíto más, que es un entrenador que pone mucho interés en el trabajo individual, en la técnica, en el detalle. Nosotros lo apoyamos, pero él es el que pone más énfasis en ese trabajo. Y lo apoyamos no porque no delegue, sino porque él mismo es el que pone más interés en la faceta individual de cada jugador para que crezca.
-¿Y no se pisa con Ocampo?
-Tenemos parte del trabajo delimitado; en otra parte nos combinamos, pero tengo claro que él es el segundo entrenador y yo el tercero para completar su labor y aprender de él.
-¿Con Balvin, Radicevic, Burjanadze y Porzingis hay base para el futuro?
-Con trabajo diario, sí. Tienen la capacidad para ello.
-Usted empezó en el filial de LEB Plata. Ver ahora a jugadores como Burjanadze en la ACB debe ser una satisfacción.
-Es con una de las cosas con las que me quedo. Recuerdo trabajar con él siendo cadete, así que hacerlo ahora en la ACB es para estar satisfecho.
-Afortunadamente, la temporada se ha encauzado.
-Sí, respiramos más aliviados, pero sabíamos desde el principio que iba a ser una temporada complicada. El equipo ha ido de menos a más y los resultados han mejorado conforme nosotros hemos ido creciendo en el juego, además de la ayuda de las incorporaciones, eso es innegable. Los próximos partidos definirán si luchamos por intentar dar la sorpresa y acercarnos a los play off o pelearemos por mantenernos lejos de los puestos de descenso.
-¿Se aprende más en un año en el que van las cosas rodadas, como el anterior, o en el presente con tantos problemas?
-Bueno, con el primer equipo, en realidad ésta es la tercera campaña, ya que en la 2010-2011 Joan Plaza me dio la oportunidad de trabajar con ellos ya, como digo yo, haciendo de ayudante de ayudantes. Aprendí mucho y me ayudó para cuando pasé a ser asistente. Está claro que son años distintos. La temporada pasada se mantenía un bloque con jugadores experimentados. Este curso las circunstancias obligaban a redefinirnos. Verse abajo ha sido complicado, pero eso también ha ayudado en la formación de los jóvenes.
-Dos años distintos y también dos técnicos dispares.
-Son distintos, sí, pero también tienen similitudes. Ambos le dan importancia a la defensa, pero hay diferencias en cuanto al método de enseñar, el trabajo diario... Para mí personalmente, es una gran suerte porque he sido ayudante de dos grandes entrenadores de los que he aprendido y sigo aprendiendo muchísimo. No he podido tener más suerte. Soy un privilegiado porque trabajo en lo que me gusta, en mi ciudad, en el club del que era abonado, con dos maestros como profesores y dos grandes profesionales al lado como Ocampo y Tabak. En un sueño no me hubiera salido mejor.
-En su día Tabak eligió el camino difícil, yéndose a la LEB Oro para ser primer entrenador dejando un puesto cómodo de asistente en el Cajasol. ¿Ése es el camino para llegar a la élite?
-No ha tenido una progresión fácil. Ha ido quemando etapas, se fue después a Polonia y lo que tiene ahora es totalmente merecido. Lo admiré cuando dio ese paso. Hay distintos caminos para llegar arriba. El ser valiente e irse a la LEB es uno, claro. Hay otros ayudantes que se llevan muchos años de segundo hasta que les llega la oportunidad. El futuro, en este sentido, es impredecible.
-¿Cuál cree que puede ser su camino?
-No me marco ninguno porque soy consciente de la dificultad que entraña llegar a la ACB. Es mejor centrarte en las cosas que puedes controlar, en el día a día, en aprender de cada momento y disfrutarlo. Me gustaría ir progresando y no acomodarme. Es sólo mi tercer año en el primer equipo, segundo como asistente y ahora no podría estar en un sito mejor. Ahora debo ganarme seguir aquí, pero si llega el momento en el que debo salir para buscar otros alicientes o progresar, lo haré. No puedes contar con estar siempre en el mismo sitio.
-¿Qué destacaría de lo que está aprendiendo con Aíto?
-Estoy aprendiendo muchas cosas, pero si tuviera que decir una es el valor del detalle. Cada situación de táctica individual es distinta para cada jugador y él se para, lo identifica y lo enseña.
-Tras dos años sentado junto al entrenador, y ver los dos extremos, ¿es mejor una bronca o una charla calmada?
-Son maneras distintas de espabilar a un jugador. Cada técnico tiene su estilo, pero eso depende también del destinatario. En algún momento un grito puede hacer reaccionar a alguien, pero también hundirlo. En un equipo joven como el nuestro hay que tener una actitud más pedagógica.
-¿Es necesario que un asistente deje claro que es un técnico más y no un amigo del jugador?
-Si las dos partes tienen las ideas claras, no. Puedo hablar con ellos fuera de la pista, irnos a cenar juntos incluso, pero eso no quiere decir que después en la cancha no les exija o que con el que conecto más le pida menos que con el que conecte menos. Salvando las distancias, es una relación similar a la de un padre con un hijo. Le exiges, le enseñas, das ejemplo... todo por su bien y él lo sabe. Si eres colega de los jugadores y no les exiges, le estás haciendo un mal favor.
-¿Lo de poli bueno y poli malo con el primer entrenador es premeditado o sale solo?
-Muchas veces lo que haces es transmitir el mismo mensaje que el primer técnico, pero de otra manera, ya que después de recibir una bronca con unas palabras amables puede asimilar mejor el mensaje. Otras veces el jugador debe asumir solo que ha fallado.
-¿En un equipo tan joven, tanto su papel como el de Ocampo tiene mayor relevancia?
-Quizá aquí, por esa circunstancia, los ayudantes tenemos un papel distinto al de otros equipos. Ya pasaba con Joan, pero ahora con Aíto más, que es un entrenador que pone mucho interés en el trabajo individual, en la técnica, en el detalle. Nosotros lo apoyamos, pero él es el que pone más énfasis en ese trabajo. Y lo apoyamos no porque no delegue, sino porque él mismo es el que pone más interés en la faceta individual de cada jugador para que crezca.
-¿Y no se pisa con Ocampo?
-Tenemos parte del trabajo delimitado; en otra parte nos combinamos, pero tengo claro que él es el segundo entrenador y yo el tercero para completar su labor y aprender de él.
-¿Con Balvin, Radicevic, Burjanadze y Porzingis hay base para el futuro?
-Con trabajo diario, sí. Tienen la capacidad para ello.
-Usted empezó en el filial de LEB Plata. Ver ahora a jugadores como Burjanadze en la ACB debe ser una satisfacción.
-Es con una de las cosas con las que me quedo. Recuerdo trabajar con él siendo cadete, así que hacerlo ahora en la ACB es para estar satisfecho.
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